31/12/2015
Profesores de Química y Farmacia e Ingeniería Ambiental finalizaron innovadores proyectos FIC conjuntos.
Utilizar los desechos de la producción agrícola y convertirlos en alimentos saludables —ricos en fibra y antioxidantes— junto al desarrollo de cultivos para la cocina gourmet —utilizando una combinación de técnicas productivas que permiten un importante ahorro hídrico— son parte de los proyectos FIC (Fondo de Innovación para la Competitividad) dirigidos por los profesores Jacqueline Concha, doctora en Ciencias de la Ingeniería y académica de la Escuela de Química y Farmacia, y Ociel Cofré, doctor en Ciencias y docente de la Escuela de Ingeniería Ambiental, que en forma conjunta desarrollaron las iniciativas “Plan de gestión integral de residuos agrarios de la región de Valparaíso para la producción de bioenergía y otros productos valorizables en las provincias de Quillota, Petorca y San Felipe” y “Evaluación estratégica de la implementación de un sistema de producción orgánica e intensiva de bajo consumo de agua para el potenciamiento productivo de la región de Valparaíso”.
Ambos proyectos fueron adjudicados, respectivamente, y desarrollados con fondos del Gobierno Regional de Valparaíso (GORE).
La doctora Concha explicó que el objetivo de su iniciativa es contribuir al establecimiento de planes de gestión de biomasa aprovechable, que apoyen el desarrollo sostenible en la región de Valparaíso. Mientras que el proyecto del doctor Cofré se orienta a establecer la factibilidad técnica y económica de implementar sistemas mixtos de producción de peces y vegetales en pequeñas superficies, que permitan una reducción del consumo de agua mediante el reciclaje del recurso hídrico entre ambas actividades.
La académica advirtió que en la actualidad los residuos de los procesos productivos se pierden. Además, adelantó que, tras el levantamiento de información, la idea es generar un nuevo proyecto FIC de mayor envergadura y poder instalar una planta piloto de bioenergía y recuperación de compuestos valorizables. “Por ejemplo, un residuo de la industria de la alcachofa se puede trabajar para obtener antioxidantes y fibra, con el objetivo de incorporarlo a alimentos saludables. Y así entrar en sintonía con lo que es la alimentación sustentable, que tiene que ver con una alimentación sostenible desde el cultivo hasta el desecho. De manera tal que en ninguna de las líneas de producción vaya quedando una pérdida de material. Por el contrario, se trata de ir recuperando hacia otras líneas, de manera de generar un valor neto cero”, sostuvo la doctora Concha.
Por su parte, el profesor Cofré destacó la activa colaboración de los agricultores. “Nuestro proyecto diseñó un sistema intensivo de producción de especies hidrobiológicas (langostas o truchas arcoíris) y vegetales. En una segunda etapa —a la que vamos a postular ahora— nos va a permitir instalar unidades piloto en los predios de los agricultores que participaron en esta primera etapa. Desde ese punto de vista, fue muy enriquecedor trabajar con ellos y también fue muy positivo para ellos hacerlo con la Universidad de Valparaíso, ya que les da una garantía de que no van a quedar abandonados una vez que terminen los proyectos, por lo tanto hay una de idea de continuidad asociada”, garantizó.
El doctor Cofré agregó que “la gracia de nuestro proyecto es que se nutre de otras técnicas que ya existen, como la hidroponía, la piscicultura, pero trabajando en un sistema basado en lo que es acuaponía, con especial énfasis en cultivo de tipo gourmet, es decir con un mercado con un valor mucho más alto de aquel cono el que normalmente nuestros agricultores pequeños están acostumbrados a trabajar. La idea es en la etapa siguiente hacer un modelo de negocio. Más allá de la técnica, que nos permite un ahorro de agua importante, sobre todo en una región como la nuestra, está la oportunidad de cambiar a un modelo de negocio al que nuestros agricultores aspiran”, aseguró.
Los emprendedores participantes valoraron positivamente los proyectos. Es el caso de Gianfranco Debernardi, productor de cerveza artesanal, quien reconoció que su proceso de producción deja grandes cantidades de desechos de cebada.
“Ha sido bueno saber que los residuos tienen un uso más allá del considerado desecho. Hemos estado explorando con la doctora Concha distintas maneras de aprovechar la cebada para convertirla en un alimento con características funcionales y antioxidante, dado que tiene un alto contenido en fibra, lo que la hace muy parecida a la soya. El proyecto lo veo bastante viable. Además, me parece muy bien que la UV esté trabajando con nosotros, porque las universidades son las encargadas de realizar proyectos y llevar las innovaciones hacia adelante”, declaró el emprendedor.
También para Cristián Oyanedel, director de la Oficina de Transferencia y Licenciamiento (OTL) de la Universidad de Valparaíso, estos proyectos son muy adecuados, sobre todo en esta industria.
“La región de Valparaíso es una potencia dentro de la industria agrícola, en especial la zona del interior. Por lo tanto, existe bastante residuo agrícola. Con estos proyectos se genera una oportunidad de agregar valor al desecho y a la técnica que se está ejecutando. Para la universidad esta relación es muy pertinente y nos vincula mucho con la empresa. La Oficina de Transferencia está muy pendiente de esta relación con el mundo empresarial, por lo tanto para nosotros es muy importante conocer las necesidades de la industria para ver qué tecnologías están disponibles dentro de la universidad que puedan dar respuesta a esas necesidades”, declaró.
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