14/10/2020
«La visión de la pandemia desde la medicina tradicional» fue el nombre del conversatorio organizado por el proyecto FIC-R «Etnofarmacia Rapa Nui», que reunió a expositoras de las culturas Mapuche, Diaguita y Rapanui, junto a una yerbatera popular de Valparaíso, para conocer cómo los pueblos originarios enfrentan la pandemia desde la medicina ancestral.
Una de las expositoras fue Te Pito Kura Paoa Huke, representante de la etnia Rapa Nui, estudiante de segundo año Sociología UV, quien se encuentra aprendiendo la medicina tradicional de la isla.
Sobre los fundamentos que sostienen la medicina tradicional, señaló que “la práctica ancestral de Rapa Nui no solo trata a una persona, sino también a una familia y una comunidad. El rol de una sanadora es muy relevante, no está dentro de una jerarquía, tiene su propia forma de sanar dentro de la cosmovisión isleña: buscan primero sanar su alma, su corazón y después su cuerpo, estableciendo una conexión del alma de la persona con el alma de la tierra”.
“En Rapa Nui existe la palabra Kainga con la que se denomina a la tierra y al útero, por eso la mayoría de las personas que se dedican a la sanación son mujeres”, agregó.
Frente a la misma pregunta, la yerbatera popular y profesora de Castellano Ingrid Araya explicó que “la yerbatería es una práctica de la medicina popular que se fundamenta en prevenir y sanar a través de plantas medicinales. Es un oficio de tradición oral y de herencia familiar, donde importa más la práctica que el estudio formal, para poder desarrollar la observación, experimentación, recolección y posterior preparación”.
Otra de las participantes fue Karen Aravena, machikua kakana de la cultura Diaguita, quien señaló que “en nuestra cosmovisión la forma de enfrentar el Covid es por medio de yerbas indicadas como el pingo pingo, las hojas del sauce llorón, del quillay y raíces de ortiga. Tanto para nuestras comunidades urbanas y rurales trabajamos con un banco de semillas y de yerbas, porque nuestra medicina debe aportar y enseñar cómo usar y tomar las yerbas”.
El panel lo integró también María Godoy Huenteo, lawentuchefe del Centro de Medicina Mapuche Witrapuran, quien señaló que “en la cultura mapuche no existía la palabra enfermedad antes de la llegada de los colonizadores, la gente se moría por vejez, heridas de guerra o maleficios. Al no existir el concepto de enfermedad, no se materializaba en el cuerpo, porque no había un espacio en la realidad y no se manifestaba. Por eso en nuestra cultura lo fundamental es estar en equilibrio consigo mismo y con la naturaleza”.
Durante la segunda ronda de intervención, Te Pito Kura Paoa Huke señaló que “una de las principales acciones es que las sanadoras de la isla siguen realizando su labor, realizando sus preparaciones y hablando con la gente para interpretar sus síntomas, buscando la conexión entre alma, cuerpo y tierra”.
En tanto, Ingrid Araya enfatizó que “la yerbatería está enfocada en prevención, más que la cura, fortaleciendo el sistema inmune con una alimentación saludable y que la medicina sea lo que comemos, que contenga alimentos antioxidantes, como el perejil, la espinaca, el maqui, las nueces, la lechuga, el tomate, los arándanos y las paltas, entre otros, eliminando el azúcar, la harina y los lácteos. Entre las yerbas usamos el san juan, la pasiflora, la melissa, la ortiga, el eucaliptus y el jengibre. No hablamos de pacientes, sino de consultantes, porque buscamos hacernos cargo de autogestionar la salud en el marco de un resurgimiento a nivel mundial de la medicina ancestral”.
En tanto, Karen Aravena destacó el “uso del agua de cobre, que viene desde la antigüedad, junto con eliminar el azúcar y la sal, incorporando la quinoa y la espinaca, además del uso de yerbas que suben el ánimo, como la salvia, el romero y muchas otras de origen cordillerano. Nuestra medicina ancestral busca la reunión de todos los pueblos, sin ver diferencias, para contribuir en la salud a través de la energía de la sanación”.
Finalmente, María Godoy indicó que “la pandemia la generó el hombre por la transgresión de las leyes universales. La naturaleza es vital para nuestros pueblos originarios, por eso debemos ser respetuosos con la tierra y sus elementos, como el fuego, el agua o las ceremonias. Esta pandemia nos enseñó que es necesario regenerar la madre tierra, elevando la conciencia para fortalecer el conocimiento traspasado por nuestros abuelos y padres”.
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