23/12/2021
Por Mahia Saracostti
Académica e Investigadora de la Escuela de Trabajo Social – Facultad de Ciencias Sociales UV
Directora Cátedra UNESCO Bienestar de la Niñez y la Adolescencia, Educación y Sociedad
Consejera Defensoría de la Niñez
Gabriel Boric, en su primer discurso como presidente electo agradeció a niños, niñas y adolescentes y enfatizó: “Hemos mirado a los ojos de los niños y niñas de Chile y sé que no podemos fallarles”.
La niñez es un periodo especial de vulnerabilidad, también lo es de oportunidades. Lo que sucede en la niñez y la adolescencia no solo impacta en el bienestar de esta población, sino también, en el progreso de toda la sociedad chilena.
En 2015, los gobiernos del mundo adoptaron los ODS, con una doble visión: la protección de nuestro planeta contra un futuro peligroso e incierto, y la garantía de propiciar vidas seguras, justas y saludables para las generaciones futuras. Niños, niñas y adolescentes están en el corazón de esta visión, con sus dificultades, derechos, perspectivas y aportes.
Además, diversos organismos internacionales también de Chile han planteado la urgencia de priorizar la niñez y adolescencia, en tanto etapa crucial del desarrollo, particularmente en el contexto de crisis mundial por COVID-19 y los tiempos posteriores a la crisis sanitaria.
En este contexto, el presidente electo tiene los desafíos de avanzar en la ampliación del Chile Crece Contigo, el fin del modelo Sename, la implementación del sistema de garantías de derechos de la niñez y adolescencia, la conformación de una comisión de verdad, justicia y reparación para las víctimas de vulneraciones de derechos por las instituciones del Estado, y la implementación de un sistema de cuidado de la niñez de excelencia, por nombrar algunos.
Para muchos representantes del mundo académico y de la sociedad civil, que por años hemos trabajado por los derechos de la niñez y la adolescencia, este es el momento propicio para la instalación de un Estado de Bienestar Social con rostro de niñez y adolescencia.
Los desafíos planteados requieren ser implementados con la participación efectiva de niñas, niños y adolescentes. Nunca más sin ellos.
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